Inhumanidad corroe por dentro
Inhumanidad
Creadora
Santa
De las aves sin alas
De las almas quebradas.
ASSIMILATIO
Nací con libélulas en la cabeza,
Con la motricidad desatada,
Cada dedo con su propia identidad,
No camino en línea recta por estas inconexiones en mi cabeza,
Me ha costado enfrascar toda la potencia y separarla en diferentes tubos, finalmente me depara un des-contenido impropio,
Esta finitud mía trata de arrasar las raíces predeterminadas, finitud que trata de des-adaptarse, porque nació descolgada ...
Somos iguales y somos distintos,
Entonces no somos más ni menos, somos hacia los lados y no hay extremos.
Hace poco me di cuenta que hoy todo se exporta y se importa. “Globalízate” es la moda.
Unificar las frases y la manera de caminar, somos todos una gran bola densa y revuelta rebasada de tanta cultura y a la vez cero identidad.
Vienen un par de colosos, observan tierras mas o menos deshabitadas (con una pequeña “aldea” de gente no globalizada) y luego instalan su maquinaria homogenizadora, utilizan su discurso homogenizador y finalmente todos se convierten en una gran mentira, y en pequeñas bolas densas que terminan por sobre-pasar sus propios límites.
(Quizás) la única verdad es que existe una infinita estructura que cambia de piezas cada cierto tiempo, se renuevan los engranajes, cambios de fachada, que se repiten indeterminadamente. Siempre habrán dos grandes fuerzas en contra, y cada cierto tiempo de cambio, una es la que reina la bola, y se van alternando el poder.
Puede ser cíclico, ovalado, cuadrado o triangular, me da igual. Pero todo se repite, solo que con distinto olor.
Vamos al otro recambio, pero sin tanto ego, por favor.
La vida no existe.
Estoy harta de que la nombren, que la lloren, que la veneren, que la culpen y que la asuman,
En sí no existe. En lo extrínseco y perpetuo de la palabra, existe.
Pero no es bueno confundir lo biológicamente comprobable, con lo sentiente e invisible.
Lo inexistente ¿Quién tiene la espada que lucha por manifestarse?
Y si no la veo, o no se existir simplemente, ha sido malo que me lo escupan en los ojos,
Ellos viven en rojo.
Todo lo miden con una media, buscan máquinas.
Cuando lo útil es lo único que nos da valor, es porque estamos definitivamente sincronizados, somos la servidumbre del implacable, de lo sutilmente poderoso. Difícil desengranarse.
Y no saben que es mejor detenerse y morir de sed, que avanzar y morir ahogado.
Pongo a prueba a todos quienes se filtran la boca y van por atrás picando, ya no le queda nada a su supervivencia divina.
¿De qué sentido podría prescindir? Hay, son todos tan indispensables, el modelo perfecto de adaptación y supervivencia mandado por la naturaleza. Cotidianamente uno prescinde de tantas cosas, y a la vez constantemente necesitamos algo, pero ¿nada de lo que necesito podría suceder sin mis sentidos?. Es como el agua, fuego, aire y tierra. Como el blanco y el negro. Se retroalimentan y se necesitan. Se destruyen y se recrean. Cuando absorbemos todo lo que nos arroja la naturaleza, no terminamos de saciar nuestros deseos, y no sabemos para qué fuimos creados. Que poco precisa esa palabra “creación”, es pura incertidumbre y circularidad.
Abusamos de nuestra carne y del contenido que subyace entre nuestros huesos. Cuando ya no cabe más en nosotros, creamos una nueva forma de dominar lo extrínseco a nosotros. Somos tanta potencia… creemos en tantas “verdades”… inventamos tantas explicaciones que satisfagan nuestras carencias naturales… que quedamos sobrepasados por nuestra existencia.
Gracias a mis 7 (aproximadamente) sentidos que retrocedo, rezo, me alimento y amo. Me apodero de lo que adoro, lo adhiero a mi cuerpo y lo utilizo para medir mi ego (que reniego).
¿Me quedo?, la quietud es impertinente
¿Me conformo?, la pasividad es adquirida…
( Me )voy impermeabilizar como capullo,
Voy a desechar cualquier binomio,
De mis poros ventilarán espinas,
De lo inmune seré la semilla,
De mi sustancia elevaré los caídos,
Las llanuras de lo incierto me devolverán a su lecho,
Las huellas de los incorruptibles, se reflectarán en parámetros asimétricos sobre mí,
El fin de lo tajante, y de la violación consensuada.
Separación disonante entre los cuerpos,
No más argumentos constructivos, que te han perpetuado, que te han absuelto.
No puedo despersonalizar lo que he adquirido,
no puedo arrancarme esta cara diaria,
no puedo guardar en un hoyo imaginario todo lo que siento,
no puedo disfrazar mi oscuridad,
no puedo convertirme en raíces,
no puedo coartar orgasmos,
Y no puedo situarme,
AUNQUE QUISIERA, desgarrarme las entrañas.
Percibo el olor a un alimento existencial patológico inclusivo y otro de tipo exclusivo (...)
(...) Apártate en un manicomio, o en las periferias de tu país, ahí serás igual que las hojas de los árboles. Y quizás sirvas de abono para que germinen más seres inclusivos, y sigas siendo un residuo existencial. El cuerpo reseco y la mente vibrante es la combinación perfecta para los especialistas. Esos que machacan, que inventan bloques para apilar las almas.
Yo tal vez prefiera el limbo de la dicotomía, o la certidumbre aparente. Parece que soy más falaz de lo que creía.
No somos coherentes, nos hacemos coherentes inventando conceptos, definiciones, procesos, determinismos, cada lógica genera estructuras para nuestro pensamiento que es inconexo, es desorden en sí y no tiene coherencia un pensamiento con otro, son disparos de deseo que se adhieren al vacío, quedan manchas de infinitos colores en un espacio que tampoco tiene una estructuración. Somos en sí pura contradicción, contenemos el deseo y “hacemos nuestra” voluntad que es solo una manifestación externa y efímera del deseo.
La contención es más que reprimir, es hacerlo invisible a nosotros mismos, buscamos la lógica de cada cosa que percibimos con los sentidos, pero no se reproducen en sí los sentidos, no fluye el deseo que es lo más cierto e incierto que tenemos.
Desde que existen un “orden” un “sistema” que revolvimos nuestras mentes y nos “hicimos más inteligentes” ¿qué precio hay que pagar por ser tan inteligentes?, es esto lo que detesto, o soy sistémica y coherente, o no debería haber nacido porque esta mente no conoce ni siquiera puede imaginar lo que es imposible. Porque dentro de mis límites imprescindibles se producen choques de deseo, explosiones y disparidades, desaparece todo binomio y toda clasificación. Y quedo como sin-cuerpo y sin-alma un poco nada y otro poco del todo, no es suma ni resta y no tiene ecuación perfecta, simplemente no sé lo que es y mejor así sin-palabras y des-conceptualizada.
Elijo esto porque no encuentro otra manera menos lesiva para observarlos y penetrarlos, prefiero creer que todo es mentira, menos un par-de-cosas (aunque a veces también son una ficción)…
La mortalidad se propaga en arrastre, parece infalible
Cuidado a los que creen que esta pertenencia calificada como “humana” se arrastra prediseñada y que su naturaleza es “ser buena”,
Esto no tiene sentido si se percata que (casi) todos intentan ser buenos para sí mismos, y egoístas con el “resto”, y si realizan acciones solidarias es sólo para sentirse “bien” con su propia conciencia arrastrada. Se convencen de que pre-existen maneras de amar y de entregarse, se calzan siempre… siempre son moldes de su propia creación. Les encanta reinventarse, seguir expandiendo su rayo de luz, y sus cuerpos son una herramienta sobre o desvalorada. Esas infinitas explicaciones y reuniones de cerebros son el arma más peligrosa que hemos creado. Lo más penoso es que no existe ni existirá otra manera de superponerse ante cualquier extranjero o conviviente; todo el resto de seres ajenos, estudiados, por conocer, percibidos y aparecidos, son “nuestra” sustancia, jamás serán del aire.
No somos buenos desde que nacemos, solo empezamos por ser-nada, y con los años somos mortales hechos a medida, expertos en seguir, imitar, modelarse, disimular, aparentar, evadir y opacar. Complejas piezas de una máquina mal sincronizada, pero ineludible (de lo contrario esto tendría menos sentido aún).
Para qué creerse tanto el cuento y pensar que “todo es posible”: cuando se tiene un esquema del “yo-y-el objeto”, todo lo demás es imposible.
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En la matriz, en principio capturado, luego
Te expulsas, objetado por las entrañas, finalmente
Alzas tus dedos sedados y adormecidos, y no sabes qué abrazas, tampoco parece relevante.
Desterrado, morigerado, dis-funcional y petrificado
Ser distinguido y lógico-sentiente,
nada te deslumbra,
eres luz y energía,
¿Pero cómo se toca?
¿Cómo se huele?
La estática de zonas invisibles que colindan con mis neuro-patologías, degeneran en un ritmo dinámico despistado y proliferante.
Mi lanzamiento corpóreo se fragmenta en pedacitos comprimidos, pero vacíos, y rebasan suavemente,
cada cierto tiempo,
cada cuanta idiotez aparece, me rodea.
He aquí “yo”, y - “el yo” - que lejano se siente.
¿Pero cómo redunda en tantas repeticiones amorfas del ser?... la redundancia, mi sola contingencia que espera y parece “estar” plastificada de una forma, sin catálogos, sin ánimo de exhalar.
Abrir y salir de inmediato. La consigna del decepcionado, del inerte.
Me acepto, me autodetermino, presiono el botón. Te presiono, te determino y te cancelo.
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De vez en cuando, en cada salto aspiro a un paréntesis: que tiene en cada extremidad una espina transversal. Un poco irreverente. Otro poco ineludible.
Armarme.
Atarme.
Anclarme.
…Mi éxodo plutónico y satírico,
De la finalización cotidiana, hacia el empapelamiento dialéctico...
¿Por qué negar que adoro pisarme los talones?, me da un placer fatídico envolverme de sensaciones angustiadas, de su propia intimidad.
.-
Calco-manías que adhieren sus entrañas a espacios vacíos, lanzan palabras sin ser concientes, repiten discursos que parecen ser coloridos, y forran sus cuerpos con telas usadas por el tiempo.
Son la pretensión de la carne,
las curvas tentativas de lo incierto,
un sentimiento mutable,
figuras sin deslices,
un anhelo nicotinoso de fumarolas,
enunciados mudos: dos extremos disputándose la medida perfecta.
La nada incompleta revestida con formas indescriptibles.
El “todo” sistémico pero saboteado.
Un respiro y ceguera.
En el fin, donde no hay redención es cuando se renace al “ser”.
A veces somos muy inocentes de nosotros mismos,
concientemente nos corrompemos los pensares,
ensuciamos las veredas,
trituramos las caídas,
y finalmente, cuando el medio nos devuelve la mano, creemos ser inocentes de dichas tragedias,
a aquello le llamo: HUMANIDAD.
Entonces, ¿qué somos? queridos pensadores,
somos invención microbia, insostenible y concreta.
Yo me percato de ser falaz.
...Lo juro por la Perniticencia solida de tus pestañas que la estrella nebular de
la poligalaxia estremecida es el ombligo...
[ las hojas se las traga el cielo, y yo
caí de un agujero . eso hay que entender. esa es la relevancia de mi
permanencia. ]