16 de marzo de 2010

Calco-manías.


Calco-manías que adhieren sus entrañas a espacios vacíos, lanzan palabras sin ser concientes, repiten discursos que parecen ser coloridos, y forran sus cuerpos con telas usadas por el tiempo.

Son la pretensión de la carne,

las curvas tentativas de lo incierto,

un sentimiento mutable,

figuras sin deslices,

un anhelo nicotinoso de fumarolas,

enunciados mudos: dos extremos disputándose la medida perfecta.

La nada incompleta revestida con formas indescriptibles.

El “todo” sistémico pero saboteado.

Un respiro y ceguera.

En el fin, donde no hay redención es cuando se renace al “ser”.