16 de marzo de 2010

Calco-manías.


Calco-manías que adhieren sus entrañas a espacios vacíos, lanzan palabras sin ser concientes, repiten discursos que parecen ser coloridos, y forran sus cuerpos con telas usadas por el tiempo.

Son la pretensión de la carne,

las curvas tentativas de lo incierto,

un sentimiento mutable,

figuras sin deslices,

un anhelo nicotinoso de fumarolas,

enunciados mudos: dos extremos disputándose la medida perfecta.

La nada incompleta revestida con formas indescriptibles.

El “todo” sistémico pero saboteado.

Un respiro y ceguera.

En el fin, donde no hay redención es cuando se renace al “ser”.

1 comentario:

martina p.r. dijo...

me gusta el juego de palabras... pero hay algo que me molesta, y que tiene q ver con el hecho de escribir por escribir no más, que me pasa a mí mucho, y que no me gusta... porque se nota, porque a veces es como escribir forzosamente porque se siente esa urgencia por decir algo, pero no se sabe qué...
pucha, eso leo ahí, amiga, más allá de que tenga figuras bacanes o juegos de palabras pulentos... el sentido más allá, no lo toco.